Saludos a todos, mi nombre es Jesús Ordóñez y soy emprendedor. Existen diversas razones por las que he decidido crear un blog y diversos objetivos que me gustaría cumplir a través de este proyecto, pero ya hablaremos de ello más adelante. Creo que antes de nada debería hablar un poco sobre mí mismo y cómo he llegado hasta este punto de mi vida.
En primer lugar, me definiría como alguien luchador y ambicioso. Tengo mis principios inquebrantables y creo en el respeto y en el sentido común de la gente, pero es imprescindible comprender que vivimos en un sistema en el que es muy difícil medrar cuando empiezas desde abajo. Creo que las diferentes sociedades a las que ha llegado a construir la historia de la humanidad hasta este punto no funcionan del todo mal. Sin lugar a dudas, vamos en una dirección ascendente, a veces retrocedemos uno o dos pasos, pero luego avanzamos tres.
Puede que muchos no estéis de acuerdo conmigo, tan solo es una opinión, pero es innegable que hoy en día se vive mejor que hace 500 años y mucho mejor que hace 1000. Siempre he dado vueltas a este tipo de reflexiones y, al fin y al cabo, todavía considero que es muy difícil escalar en la sociedad sin arriesgar, sin emprender. También considero importante creer en una idea propia, así que el modelo de pequeñas y medianas empresas es algo que en esta vida merece la pena ser contemplado.
Un pasado dictado por el corazón
Simplemente con lo que acabáis de leer, sentiréis que ya me conocéis un poco mejor. Ya sabéis por qué me rijo y cuáles son mi ideas y pensamientos básicos. Sin embargo, ¿quién es este Jesús Ordóñez realmente?
Nací en la ciudad de Valencia, mi familia era clase media, ni especialmente adinerada, ni especialmente pobre. Mi hermano German y yo estudiamos en la Universidad de Valencia y al poco de terminar comenzamos a trabajar. Primero empecé en una empresa de publicidad, como becario, después me ofrecieron un trabajo en el que apenas llegaba al sueldo mínimo y trabajaba bastantes más horas de las que figuraban en mi contrato.
Germán tampoco parecía especialmente contento con su trabajo, por lo que decidimos mover ficha cuando todavía éramos jóvenes y contacté con un amigo que conocí durante la carrera. Este chico se llamaba Alex y viví en un pequeño pueblo de Teruel, tenía cabras y se dedicaba a pastorear. Unos años antes jamás me lo habría planteado, pero hablé con él y me consiguió un terreno donde Germán y yo empezaríamos nuestro primer proyecto juntos como emprendedores.
Es curioso como lo tradicional y lo moderno puede funcionar junto, de la mejor manera posible. La idea surgió porque mi amigo Álex comenzó había empezado a vender el queso de las cabras y no le iba nada mal. Los negocios naturales y rurales tienen bastante éxito incluso en las ciudades cercanas gracias a la llegada de páginas web. Con esto en mente decidimos que todavía éramos jóvenes y que deberíamos arriesgar y meternos en el negocio de la venta online de miel de abejas. La inversión inicial no fue demasiado exigente, con el dinero que habíamos ahorrado tras trabajar un par de años pudimos lograrlo y el beneficio comenzó a reportarse bastante rápido.
Hoy en día tenemos idea de seguir expandiendo el negocio, hemos comenzado a elaborar hidromiel de forma artesanal con nuestra propia miel. De momento sirve únicamente para consumo personal porque en España esta bebida no está demasiado extendida, pero de aquí a algún tiempo quizá nos lancemos a la piscina de nuevo.